ALTERNATIVAS A LA CARNE.

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sábado, 24 de mayo de 2014

CARNES DE MODA.






 
 







 No soy persona del campo. Así que no tengo mucha experiencia con conejos. No he sentido nunca el placer de cazarlos, ni la alegría de verlos corretear libremente por ahí.  De pequeña mi experiencia con los conejos era algo así:


 y así



 y claro, algo así 


 En mi infancia nadie tenía como mascota un conejo. Apenas teníamos perros. No había dinero para mantenerlos. Desde luego los que vivían en las ciudades apenas podían saber lo que era un conejo. Un día unos familiares lejanos que tenía una especie de garito cochambroso en un campo me llevaron a ver sus conejos. Estaban en cajas. Sacaron uno para que lo acariciara. Luego nos fuimos a su casa y nos dieron a todos arroz con carne de conejo. Recuerdo que me sentí muy confusa y algo trastornada con la experiencia de pensar en cómo aquella gente me había hablado de sus conejos de un modo cariñoso pero luego se los comían. Entonces no me daba cuenta de que el hecho de que estuvieran en aquellas cajas sin poder andar, ni mucho menos correr también era doloroso y lamentable para aquellos pobres animales.

 Esa fue mi experiencia con los conejos. Decidí que no comería conejos. Aunque esta imagen era frecuente cuando ibas a la carnicería. En mi casa no solíamos comer conejos, pero sí les veía alli colgando de sus ganchos, con los músculos relucientes y los ojos impactantes



  Sin embargo,  hoy en día sí, tenemos a nuestro alrededor niños y niñas que tienen como mascota un conejo, algunos que no se parecen en nada a un hamster... como el de la foto.  Sí, y podemos enseñar a nuestro hijo o nuestra hija a adquirir responsabilidades y sensibilidad hacia su mascota ocupándose del cuidado de la misma.  Le llevaremos al veterinario, incluso le conseguiremos sitios donde jugar y le trataremos como a un bebé o un peluche viviente. Descubriremos el placer de acariciarles, cuanto nos relaja su compañía. Nos conmoverá verle crecer. Incluso le hablaremos como suele hacer la gente con todos sus mascotas.



         Como jugar con su mascota en casa


Quizá esto no sea lo más adecuado para la vida de un conejo. Pero, por lo menos, no es una vida miserable, angustiosa y de dolor espantoso. 

Por otra parte, tenemos la visión de Belén Esteban  recomendando comer carne de conejo y las empresas que comercializan la carne de estos animales, como por ejemplo Super conejo.

En esta dimensión, los conejos ya no son unos seres adorables que tienen mucha prisa o tocan el tambor con las patas, tampoco son esos seres indefensos que se esconden de sus depredadores en guaridas bajo tierra y que requieren tener muchas crías para no sucumbir a ellos.  Aquí quedan reducidos a la categoría de cosa. Un trozo de una cosa llamada carne que se valora en función de sus propiedades nutricionales y, claro está, de su sabor. Y si no engorda, mejor que mejor. Porque la estética también cuenta. Aunque si han visto la página de Super conejo. Verán el dibujito del conejo cocinero.

En este follón mental. ¿Dónde queda la realidad de cómo estamos tratando a los miles y miles de conejos que utilizamos para nuestra alimentación? Según  Intercun, principal empresa de comercialización de la carne obtenida de los conejos, los tratamos fenomenal. Tienen una vida maravillosa mientras son engordados o mientras son retenidos para reproducirse. Si bien para muchas personas no es ético retener un animal y engordarlo para comerlo si existen otras opciones para la alimentación, en cualquier caso, la situación real por la que pasan estos animales es muy distinta a como nos la describen.

   Esta no es en absoluto la realidad. Una vez más tenemos que agradecer a los activistas de las organizaciones de defensa de los animales la labor que están haciendo para abrirnos los ojos sobre lo que hay detrás de nuestros platos de comida.  

Por favor, ve este vídeo y piensa en lo que has visto. Después decide si estás dispuesto-a a ser el causante de ello.